En la mitología griega, los centauros pertenecen a una raza de criaturas compuestas por una parte humana y una parte equina. En tempranas pinturas de vasos del Ático se los representa con el torso de ser humano unido, en la zona de la cintura, a la parte inferior de un caballo (a partir de donde nace el cuello del equino).
Este híbrido hombre-bestia ha llevado a muchos escritores a tratarlos como seres liminales, apresados entre dos naturalezas, e incorporados a mitos donde se revela tal contradicción, aunque también se los ha interpretado como encarnación de la propia naturaleza, como sucede en la batalla de Lápitas o, por el contrario, convertidos en profesores, como el centauro Quirón.
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Cabe mencionar que, en la ficción y en la mitología, los seres liminales son personajes fantásticos que combinan dos estados distintos de existencia simultánea dentro de un cuerpo físico.
Esta perspectiva puede proveerles la sabiduría y la capacidad de enseñar, convirtiéndolos en mentores convenientes, aunque también los transforma en seres misteriosos y peligrosos, duales.
En la ficción y en el folklore existen numerosos seres en estados liminales, cuya existencia es imposible en la realidad. Algunos de ellos son los híbridos en forma humana o animal como el centauro Quirón, mentor de Aquiles.
También podemos mencionar a los seres híbridos de sangre humana y de espíritus (fantasmas) como Merlín, hijo de una mujer y de un íncubo o los seres híbridos, mezcla de ser humano y vegetal, como el Hombre Verde.
Luego encontramos a los híbridos de seres vivos y muertos, como los fantasmas, por ejemplo Tiresias, el ciego muerto que, en “La Odisea”, es consultado en el Inframundo.
También existen los híbridos entre seres humanos y máquinas, muy comunes en la Ciencia Ficción, como los Cibera, entre los cuales podemos incluir a la Mujer Leónica.
En la mitología griega, los centauros pertenecen a una raza de criaturas compuestas por una parte humana y una parte equina. En tempranas pinturas de vasos del Ático se los representa con el torso de ser humano unido, en la zona de la cintura, a la parte inferior de un caballo (a partir de donde nace el cuello del equino). Este híbrido hombre-bestia ha llevado a muchos escritores a tratarlos como seres liminales, apresados entre dos naturalezas, e incorporados a mitos donde se revela tal contradicción, aunque también se los ha interpretado como encarnación de la propia naturaleza, como sucede en la batalla de Lapitas o, por el contrario, convertidos en profesores, como el centauro Quitón.
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